Las lecturas de este domingo no hablan del corazón de la Sagrada Escritura y, por lo mismo, nos hablan de la esencia de la vida cristiana. Quizá, a veces nos preguntamos: cuál es mi cometido en esta vida, qué quiere Dios de mí, dónde está el sentido de mi existencia… La respuesta a todas estas preguntas está dada ya en la Sagrada Escritura, especialmente en el fragmento del Evangelio que hemos leído este domingo. Ojalá estas palabras de vida eterna se hagan realidad en nosotros.
Homilía del domingo, 3 de noviembre de 2024.