Dios siempre nos devuelve muchísimo más de lo que le damos. Cualquier cosa que hagamos por Dios, Él nos lo devuelve multiplicado siempre y nos lo va a premiar por toda la eternidad. A veces podemos prensar que Dios nos puede pedir cosas muy difíciles, pero, nunca nos pedirá nada por encima de nuestras posibilidades. Y siempre nos pide aquello que será un bien para nosotros y para los demás. Dios no mira tanto la cantidad o el valor objetivo de lo que hacemos, sino el amor con que lo hacemos.

Homilía del domingo, 10 de noviembre de 2024.