Homilía del Domingo 14 de julio. En Cristo hemos empezado una existencia de plenitud extraordinaria que no tendrá fin. En Él somos hijos e hijas de Dios Padre, herederos de la felicidad eterna. Jesús nos pide que le ayudemos a difundir la vida del Evangelio para que todo el mundo llegue a esta plenitud de la existencia, del amor y de la felicidad para siempre.