La esperanza nos hace vencer las dificultades, nos hace más fuertes y mejores personas. La esperanza sostiene y aviva la fe y el amor que hay en nuestros corazones. La esperanza nos mantiene en pie cuando todo parece perdido. La esperanza nos empuja siempre hacia adelante. No solo nos hace esperar en la vida eterna, sino que nos da la fortaleza necesaria para afrontar las dificultades que se nos presentan en la vida porque sabemos que Dios está siempre con nosotros.