El Evangelio de este domingo nos muestra quien es realmente aquel a quien seguimos, aquel en quien creemos. Este Evangelio nos muestra a un Jesús muy humano y cercano, durmiendo plácidamente en la barca, como lo haríamos cualquiera de nosotros. Por otra, nos muestra al hombre Dios que tiene pleno dominio sobre los fenómenos de la naturaleza. Sí, Jesús es mucho más que un profeta o un hombre santo. Jesús es Dios mismo, perfecto Dios y perfecto hombre. La fatiga le hace caer en un sueño profundo, pero siempre dispuesto a estar a nuestro lado para liberarnos de las amenazas y los peligros que nos acechan en la existencia. Él siempre está ahí. Si creemos en Él, si confiamos en Él, nuestra vida transcurrirá en una paz interior que nada nos podrá quitar. Con Él a nuestro lado viviremos sin miedos, sin congojas, sin vacilaciones, sin dudas. Con Él saldremos siempre vencedores de cualquier dificultad. Él se ha comprometido con cada uno de nosotros para llevarnos a puerto seguro en esta vida y en la otra.